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This past weekend, a friend and I went to Lisbon, Portugal. When we booked our ticket for Portugal for less than 70 Euro, I knew things seemed too good to be true. Anyways, we started the morning off early. Our flight was for 10:55 am and we needed to arrive at the airport fairly early, as this was an international flight via Ryanair. We headed towards Placa Catalunya, the meeting point and station for Aérobus, an extremely efficient and tourist-friendly shuttle that takes its passengers from the center of Barcelona to the airport (Barcelona El Prat).

Our flight was fairly easy…until the landing. There were gusts of wind reaching up to 25mph and the captain needed to stop the process of landing to avoid losing control of the airplane. We circled around the airport several times until the winds on the runway subsided. As we got off the plane and entered the terminal, I had made a nightmarish realization. We had booked our ticket to Porto, a city 3 hours outside of Lisbon. We were mortified… (and low on cash). We desperately scrambled to find a cheap train that would take us to our desired destination.

The train ride was easy, as we slept for most of it. We stayed at their Beira Mar Hostel and it was a pleasant and enjoyable stay. The rooms were very clean and the staff was extremely hospitable.

Lisbon was very different from Barcelona in that the city seemed untouched. Although it is a completely industrialized country with a stable economy, there are parts of the city that seem raw and untainted. And of course, I mean this only in the best way possible. All of the roads were cobblestone; the streets were narrow, and the people, friendly. And while Barcelona has many glorified tourist attractions, Lisbon doesn’t have much. Their main tourist attractions are Plaza de Comercio, a giant widespread plaza overlooking the ocean, the castle of St. George, and various other plazas with adorned fountains. The environment is very easy-going and the city is very walkable. We spent an entire day, strolling through the city, stopping for coffee once in awhile, and enjoying the beautiful 65-degree weather.

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Este fin de semana pasado, un amigo y yo fuimos a Lisboa, Portugal. Cuando reservamos nuestro billete para Portugal por menos de 70 euros, pensé que las cosas parecían demasiadas buenas para ser verdad . Empezamos la mañana temprano. Nuestro vuelo era de 10:55 am y llegamos temprano al aeropuerto, ya que era un vuelo internacional a través de Ryanair. Nos dirigimos hacia la Plaça Catalunya, la estación de Aerobús, un servicio de transporte público muy eficiente, que lleva a los pasajeros desde el centro de Barcelona hasta el aeropuerto ( El Prat ).

Nuestro vuelo fue fácil… hasta el aterrizaje. Hubo rachas de viento cerca de 25 mph y el capitán detuvo el proceso de aterrizaje para evitar perder el control del avión. Nos guiaron por el aeropuerto varias veces hasta que los vientos en la pista de aterrizaje se calmaron. A medida que nos bajamos del avión y entramos en la terminal, que había hecho una realización de pesadilla. Habíamos reservado el billete a Porto, una ciudad a 3 horas fuera de Lisboa. Nos preocupamos … (y no teníamos suficiente dinero en efectivo ). Encontramos desesperadamente un tren barato que nos llevaría a nuestro destino deseado.

El viaje en tren fue fácil, ya que dormimos durante la mayor parte. Nos alojamos en el Beira Mar Hostel y fue una albergue agradable. Las habitaciones estaban muy limpias y el personal era muy hospitalario .

Lisboa era muy diferente de Barcelona, ​​en que la ciudad parecía intacta. Aunque es un país totalmente industrializado con una economía estable, hay partes de la ciudad que parece prima y sin mancha. Y, por supuesto, me refiero a esto sólo de la mejor manera posible. Todos los caminos eran de adoquines, las calles eran angostas, y la gente, amable. Y mientras que el Barcelona tiene muchas atracciones turísticas glorificados , Lisboa no tienen mucho. Sus principales atractivos turísticos son la Plaza de Comercio, una plaza amplia gigante con vista al mar, el castillo de San Jorge, y varias otras plazas con fuentes adornadas. El atmósfera es muy amable y la ciudad es muy accesible. Pasamos todo el día, paseando por la ciudad, parando para tomar un café, y disfrutando del hermoso clima de 65 grados.